Nací una calurosa mañana el 6 de noviembre de 1993. Luego de
estar hasta último momento aferrada a una de las costillas de mi mamá, pude
respirar por primera vez al escapar por un bello tajito en la panza de ella,
cicatrizado con mi nombre, el que debería ser "Yasna" y no
"Jazna". Aquel cambio se lo agradezco al hombrecillo que atendió en
el registro civil a mi papá y que lo obligo a escribir con "J" y
"Z" porque según el no existía el otro nombre.
Entre
rollitos y rulitos fui creciendo y disfrutando mi niñez. Recuerdo mi primer día
de jardín el cual llore todo el camino y toda la tarde hasta que una niña se
acercó y me regalo un chocolate y toda mi pena se calmó, uno de los primeros
gestos bonitos grabados en mi retina, desde ahí en adelante ir al jardín ya no
era un mar de lagrima sino símbolo de risas y diversión.
Así fue como en séptimo entre al renombrado Liceo CarmelaCarvajal de Prat y erróneamente deje de lado muchas de mis queridas actividades, para centrarme en estudiar, estudiar y estudiar. Pero claro no todo giraba en torno al estudio, fue donde conocí también a personas que siguen siendo importantes y esenciales en mi vida, donde se abrió mi mente y conocí distintas realidades, donde mis creencias y concepciones se definieron aún más, simplemente el lugar que me saco de mi burbuja y me inserto en la realidad, donde conocí las verdaderas amistades, esas que están contigo pase lo que pase y que pasan a ser parte de esa familia que uno mismo escoge.
También fue una época
en la que comprendí que ser sensible no es signo de debilidad, que más bien tengo
bastante inteligencia emocional, que puedo lograr todo aquello que me proponga
aunque tenga mil obstáculos delante mío
y que si tengo que caer mil veces en los agujeros negros mas hondos del
universo para cumplir mis sueños, de cada uno de ellos aprenderé y mas bien me
favorecerán que desfavorecerán. Como les puedo contar ya estoy cumpliendo parte
de uno de ellos y es haber entrado a estudiar Terapia Ocupacional y que si no
fuera por mis hermosos padres, Ana maría Ibacache y Urbano Gutiérrez, y mis hermanos mayores,
Ana y Ricardo, no sería quién soy hoy. Esta historia aún no termina, si lo
pienso estoy recién dando mis primeros pasos y me queda aun mucho por crecer,
muchas personas por ayudar, muchos sueños por cumplir.
ABRE TUS OJOS EXPERIMENTA, SIENTE Y CREA...
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