viernes, 26 de abril de 2013

Una niña llamada Jazna



Nací una calurosa mañana el 6 de noviembre de 1993. Luego de estar hasta último momento aferrada a una de las costillas de mi mamá, pude respirar por primera vez al escapar por un bello tajito en la panza de ella, cicatrizado con mi nombre, el que debería ser "Yasna"  y no "Jazna". Aquel cambio se lo agradezco al hombrecillo que atendió en el registro civil a mi papá y que lo obligo a escribir con "J" y "Z" porque según el no existía el otro nombre.

Entre rollitos y rulitos fui creciendo y disfrutando mi niñez. Recuerdo mi primer día de jardín el cual llore todo el camino y toda la tarde hasta que una niña se acercó y me regalo un chocolate y toda mi pena se calmó, uno de los primeros gestos bonitos grabados en mi retina, desde ahí en adelante ir al jardín ya no era un mar de lagrima sino símbolo de risas y diversión.














Pasaron los años y mis rollitos fueron desapareciendo, pero con unos rulos aún mas largos, siempre caracterizada por la tranquilidad, timidez, gusto por dibujar y pintar, y sin duda mi peculiar y suave voz. La “jaznita” como me dicen había cambiado, crecido bastante como para aprender ya de unos que otros errores y también exteriorizar su interior, demostrarse mas y “sacar perso”. Comencé a bailar flamenco y participar de cuanto taller impartiera mi colegio de básica, fueron de los mejores años llenos de distintas actividades para nutrirme de experiencias.


Así fue como en séptimo entre al renombrado Liceo CarmelaCarvajal de Prat y erróneamente deje de lado muchas de mis queridas actividades, para centrarme en estudiar, estudiar y estudiar. Pero claro no todo giraba en torno al estudio, fue  donde conocí también a personas que siguen siendo importantes y esenciales en mi vida, donde se abrió mi mente y conocí distintas realidades, donde mis creencias y concepciones se definieron aún más, simplemente el lugar que me saco de mi burbuja y me inserto en la realidad, donde conocí las verdaderas amistades, esas que están contigo pase lo que pase y que pasan a ser parte de esa familia que uno mismo escoge. 


También fue una época en la que comprendí que ser sensible no es signo de debilidad, que más bien tengo bastante inteligencia emocional, que puedo lograr todo aquello que me proponga aunque tenga mil obstáculos delante  mío y que si tengo que caer mil veces en los agujeros negros mas hondos del universo para cumplir mis sueños, de cada uno de ellos aprenderé y mas bien me favorecerán que desfavorecerán. Como les puedo contar ya estoy cumpliendo parte de uno de ellos y es haber entrado a estudiar Terapia Ocupacional y que si no fuera por mis hermosos padres, Ana maría Ibacache  y Urbano Gutiérrez, y mis hermanos mayores, Ana y Ricardo, no sería quién soy hoy. Esta historia aún no termina, si lo pienso estoy recién dando mis primeros pasos y me queda aun mucho por crecer, muchas personas por ayudar, muchos sueños por cumplir.






















ABRE TUS OJOS EXPERIMENTA, SIENTE Y CREA...


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