De igual forma que la clase
anterior comenzamos caminando por toda la sala intentando no chocar con
nuestros compañeros, pero a medida que la caminata se hacía más rápida era una
hazaña difícil de llevar a cabo, creo que no fuimos pocos los que irrumpíamos con
otros, quedando aturdidos, todo esto para calentar y entrar en “onda” con las
actividades futuras que tenía preparada nuestra profesora para nosotros. Ella
adelantaba que tendríamos que aplicar la fluidez de nuestros movimientos de una
manera más teatral, incluyendo nuestras obras de arte elaboradas clases atrás.
La clase se separó en dos, haciéndonos
elegir si nos queríamos quedar dentro de la sala o salir, yo sin pensarlo dos
veces quise salir para tomar un poco de aire, pero al pasar unos minutos y la
profesora explicar que debíamos hacer nosotros me arrepentí de mi decisión. Las
cosas habían quedado de la siguiente manera: adentro tendrían que moverse de la
forma que quisieran improvisando y mezclándose unos con otros, mientras
nosotros afuera teníamos que crear una especie de movimiento teatral con nuestras
mascaras. Pasamos bastante tiempo pensando y discutiendo que podíamos hacer, yo
estaba aburrida e iba a las ventanas de la sala y observaba lo entretenido que
se veía el otro grupo, arrepintiéndome aún más de mi decisión. Finalmente unos
pocos minutos antes de tener que presentar nuestro trabajo logramos organizar
algo, tranquilos al saber que debíamos hacer cada uno nos llamó la profesora,
en ese momento me entro nervios y dentro de la sala haciendo nuestro baile
teatral me sentí bastante estúpida, por lo que me daba mucha risa (una vez más riéndome).
Nuestra obra maestra contaba de nosotros y las máscaras, teníamos que entrar
cabeza baja tapados con nuestro rostro de yeso. También había un compañero con
el papel principal, un personaje malévolo que primero nos daba vida, momento en
el cuál nosotros gritábamos y nos movíamos
de un lado a otro haciendo raros movimientos, para luego quitarnos la vida y
tendernos en el suelo.
Ahora el turno del segundo grupo
que yo miraba por la ventana y veía muy entretenidos, y así era al ver su
presentación quede atónita, me gusto bastante cómo se iba integrando cada
compañero mediante distintos movimientos, unos muy graciosos y otros dignos de
la danza pura como Daniel, y que al terminar su recorrido se iban entrelazando
con sus otros compañeros grupales de maneras muy bonitas. Esta fue la parte que
me tuvo más concentrada observando y analizando que todo se veía muy bien hecho
y comparaba con mi presentación donde me había sentido totalmente torpe.
Para terminar hubo otra sección
de relajo y nos volvimos a tender en el suelo, ahora había cambiado un poco la
dinámica de la actividad. Algunos compañeros al ponerse la vacuna de la
Hepatitis tenían el cuerpo adolorido específicamente su brazo por lo que la
profesora les dio la opción de no participar en ninguno de los dos grupos y
darle una tarea que recién supe cuándo comenzó la etapa de relajación. Entraron
mis compañeras con instrumentos y se dispusieron a lo largo y ancho de la sala
en distintos lugares, entonces estando nosotros acostados y con los ojos
cerrados comenzaron a sonar sus instrumentos, escuchaba distintos sonidos que
daban calma, pero sin duda el que mas me gustó escuchar en ese momento fue el
del papel celofán que me llevaba al sur e imaginar lindos prados que me daban
una paz infinita.