sábado, 4 de mayo de 2013

Risas tras un yeso!

Motivada por las artes manuales comencé la clase, expectante a los resultados de la travesía en  nuestras caras de yeso, que fue muy bien acompañada por risas <3.

Explosión número uno de risas. La profesora Erna nos comunica que comenzaremos por dibujar las siluetas nuestras en una hoja de block. El resultado magnifico, cada una de las siluetas (desde la cabeza hasta los hombros) tenía su esencia, sobre todo la de Matias, que nos llevó a un viaje de interminables risas eufóricas.

Luego de estar listas las siluetas dentro de esta debíamos escribir conceptos, SOLO POSITIVOS, que nos definieran. Entre esos para señalar mis ojos puse observadora, ojos perceptivos y grades, para mi nariz  olores que me gustan como el de calle regada y tierra mojada, pasto recién cortado y el perfume de mi abuela, para mi boca: sonrisa, mi cuello: cosquillas, y algunas otras cualidades que creo tener.  

Al terminar nuestras siluetas quedaron inundadas de colores con palabras que nos describían a mi grupo de trabajo: Alvaro, Dani y Matias 

Y llegó la hora de confeccionar las máscaras. Primero recortar tiras de yeso, hazaña que se hacía infinita y que termino por aburrirme y dejar aquella tarea torturadora a mis compañeros. Después nos dispusimos a modelar aquellas caras de yeso, hombres con hombres y mujeres con mujeres. ¿Quizás entre nosotras nos dábamos más confianza?, no lo sé todo se dio espontáneamente. 



Entonces comencé a ubicar cada tirita de yeso y destacar los lindos rasgos de mi compañera Daniela con cuidado,  pasando mis dedos sobre cada yeso humedecido y suave , y con algunos percances al terminar e intentar sacar la máscara y darme cuenta que el yeso había agarrado algunos pelitos de su frente y patilla, haciéndole una depilación express. Mientras paralelamente Alvaro se esmeraba en hacer una máscara digna  y decente a Matias. Capas y capas de yeso veía que estaban sobre su rostro, que fue una buena opción ya que al parecer la máscara de mi debutante no tenía tal firmeza.
                            
Así al terminar, Daniela al ver su cara reflejada en yeso se sorprendió, y yo con curiosidad intente adivinar a partir de su expresión si estaba contenta o no con mi trabajo, cuando finalmente dice luego de inspeccionarla: Oh que linda quedo!, y yo conforme me dispuse y acosté sobre la mesa, para que ella comenzará su turno y me embetunará en vaselina.                                                                  




Y aquí es cuando se da pie a la segunda explosión de risa, que duro cada momento que estuve tras el yeso, donde mis compañeros ideaban la manera de que estallara mas mi risa, con planes malévolos creados por Alvaro, al imitar mi risa y hacer que aumentara aun más mis ganas de reír, razón por la cuál a momentos mi mascara no tenia forma y mas parecía una masa deforme que el reflejo de mis rasgos. 

Finalmente logre contenerme y poco a poco fueron apareciendo mis abultados cachetes, mi nariz y mi menuda boca sin expresión que mantenía una constante lucha para no sonreír. 

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